Para crear esta identidad se parte de la flor de muguet, minimizando al máximo su representación e integrándola con una tipografía de gran contraste entre sus trazos, que expresa elegancia y sensibilidad.
La marca se contextualiza con ilustraciones vectoriales que contienen, en alguno de sus elementos, el elemento identificador utilizado para el nombre. Su aplicación resulta sencilla, limpia y muy versátil.
Muguet se insipira en una costumbre con gran arraigo en Francia: Regalar muguet es desear felicidad y buena suerte a un ser querido. Este hecho, que además se utiliza como copy de la marca, le añade un tono emocional y afectivo.